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  • Uno tenía una cara preciosa,
    Y dos o tres tenían encanto,
    Pero el encanto y la cara eran en vano.
    Porque la hierba de la montaña
    No puede mantener la forma
    Donde la liebre de montaña ha yacido.

    William Butler Yeats (2000). “The Collected Poems of W. B. Yeats”, p.125, Wordsworth Editions