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  • Nuestros pequeños oídos nunca se ejercitaron tanto como el 4 th Of July, oyendo no sólo el estallido de nuestras galletas, sino también el de las de nuestros amigos, y a menudo el estampido de cañones caseros disparados por atrevidos muchachos de 16 años, dispuestos a perder una mano si explotaban.