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No juzgues al Señor por su débil sentido, sino confía en Él por su gracia;
Detrás de una providencia ceñuda Él esconde un rostro sonriente.
Sus propósitos madurarán rápidamente, Desplegándose cada hora; El brote puede tener un sabor amargo, Pero dulce será el fluir. La ciega incredulidad está segura de errar Y escudriñar Su obra en vano; Dios es Su propio intérprete, Y Él lo hará claro.