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La Constitución se ha roto. No tenemos enemigos, salvo los que seleccionamos y dirigimos hacia las bombas nucleares más cercanas. Necesitan un enemigo al que provocar, una distracción. Esta es la mentalidad de la gente de décima categoría que está en política porque le gustan a la América corporativa. Son maleables. Les dan contratos para construir escudos antimisiles que nunca funcionarán. Es profundamente corrupto.