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Cuando era joven, un tío excéntrico decidió enseñarme a mentir. No, me explicó, porque quisiera que mintiera, sino porque pensó que debía saber cómo se hacía para reconocer cuando me mentían.
Cuando era joven, un tío excéntrico decidió enseñarme a mentir. No, me explicó, porque quisiera que mintiera, sino porque pensó que debía saber cómo se hacía para reconocer cuando me mentían.