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Alrededor de los veintitrés años de mi edad, tuve muchas nuevas y celestiales aperturas, con respecto al cuidado y providencia del Todopoderoso sobre sus criaturas en general, y sobre el hombre como el más noble entre los que son visibles.
Alrededor de los veintitrés años de mi edad, tuve muchas nuevas y celestiales aperturas, con respecto al cuidado y providencia del Todopoderoso sobre sus criaturas en general, y sobre el hombre como el más noble entre los que son visibles.