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Acusar a los demás de las propias desgracias es un signo de falta de educación. Acusarse a uno mismo indica que la educación ha comenzado. No acusarse ni a uno mismo ni a los demás es señal de que se ha completado la educación.
Acusar a los demás de las propias desgracias es un signo de falta de educación. Acusarse a uno mismo indica que la educación ha comenzado. No acusarse ni a uno mismo ni a los demás es señal de que se ha completado la educación.