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  • La personalidad de mi marido estaba llena de serenidad y luz solar. Ni siquiera la enfermedad incurable que le sobrevino poco después de casarnos pudo enturbiar por mucho tiempo su frente. La misma noche de su muerte me tomó en sus brazos, y durante los muchos meses en que agonizó en su silla de ruedas, a menudo me decía bromeando: "Bueno, ¿ya has elegido un amante?" Yo me sonrojaba de vergüenza. No me engañes -añadió en una ocasión-, eso me parecería feo, pero elige un amante atractivo, o preferiblemente varios. Eres una mujer espléndida, pero todavía medio niña, y necesitas juguetes.

    Leopold von Sacher-Masoch (2015). “Venus in Furs”, p.31, Cosimo Classics