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Nunca soñé, yo, pobre Jack Duluoz, que el alma está muerta. Que del Cielo desciende la gracia. . . Ningún Doctor Pisspot Poorpail para decirme; ningún ejemplo dentro de mi primera y única piel. Que el amor es patrimonio, y primo de la muerte. Que el único amor sólo puede ser el primer amor, la única muerte la última, la única vida dentro, y la única palabra. . . ahogada para siempre.