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  • A diferencia de la prosa, el extraño proceso de escribir con imágenes hace que las asociaciones y los recuerdos se acumulen literalmente ante los ojos; personas, lugares y acontecimientos aparecen de la nada. Las puertas se abren en habitaciones recordadas de la infancia, los rostros se transforman en parientes muertos y los amores lejanos aparecen, casi por arte de magia, en la página, todo ello engañosamente manejable, visceral, las combinaciones a veces incluso reveladoras.