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  • Nuestros corazones se enternecen con los recuerdos de la infancia y el amor a los semejantes, y nos sentimos mejor durante todo el año por haber vuelto a ser niños en espíritu. A pesar de nuestras muchas culturas diferentes, hay algo en las fiestas que hace que el planeta sea comunitario. Incluso las naciones que no celebran la Navidad no pueden evitar contagiarse del espíritu colectivo de sus vecinos, mientras las luces parpadeantes salpican el paisaje y los villancicos llenan el aire. Es una época del año inspiradora.