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No tenemos por qué permanecer en esta mentalidad y este conjunto institucional radicalmente destructivos. Podemos cambiar, y el orden natural de las cosas podría emerger en todas nuestras organizaciones sociales -gobierno, comercio, religión- está ahí mismo, esperando a suceder. A menudo le digo a la gente que cada mente es como una habitación de una casa vieja, llena de muebles muy viejos. Coge cualquier espacio de tu mente y vacíalo de tus viejas concepciones y entrarán nuevas, buenas o malas. Así que el cambio consiste más en deshacerse que en añadir o adquirir.