Autores:
  • Su mirada vagaba de las ventanas a las estrellas, como si quisiera leer en ellas algo que le estaba oculto. Muchos de nosotros lo haríamos, si pudiéramos; pero ninguno de nosotros conoce aún nuestras letras en las estrellas -ni parece probable que vaya a hacerlo, en este estado de existencia- y pocas lenguas pueden leerse hasta que se dominan sus alfabetos.

    Charles Dickens (1871). "El misterio de Edwin Drood y otras piezas", p.114