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Luego, en la última y única copla cargada de alguna cosa sin sentido que llaman pensamiento, un innecesario alejandrino termina la canción, que, como una serpiente herida, arrastra su lenta longitud.
Luego, en la última y única copla cargada de alguna cosa sin sentido que llaman pensamiento, un innecesario alejandrino termina la canción, que, como una serpiente herida, arrastra su lenta longitud.