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Merece tanto la pena ser juez porque, si lo hago bien, puedo contribuir a demostrar que el lugar de la mujer está tanto en el banquillo, en el Ayuntamiento o en el Congreso como en el hogar.
Merece tanto la pena ser juez porque, si lo hago bien, puedo contribuir a demostrar que el lugar de la mujer está tanto en el banquillo, en el Ayuntamiento o en el Congreso como en el hogar.