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Cada acto de irreverencia por la vida, cada acto que descuida la vida, que es indiferente a la vida y la desperdicia, es un paso hacia el amor a la muerte. Esta elección debe hacerla el hombre a cada instante. Nunca las consecuencias de la elección equivocada fueron tan totales e irreversibles como hoy. Nunca fue tan urgente la advertencia de la Biblia: "He puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida, para que vivas tú y tus hijos'.