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Me encanta el Amazonas. Me dan ganas de llorar cada vez que voy allí, tanto por su majestuosa belleza como por el hecho de que va a ser una exposición de museo en un par de décadas si no detenemos la deforestación.
Me encanta el Amazonas. Me dan ganas de llorar cada vez que voy allí, tanto por su majestuosa belleza como por el hecho de que va a ser una exposición de museo en un par de décadas si no detenemos la deforestación.