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No permitas que la falsa modestia, las dudas o la incredulidad te impidan aceptar el favor de Dios. La puerta de la misericordia está abierta de par en par.
No permitas que la falsa modestia, las dudas o la incredulidad te impidan aceptar el favor de Dios. La puerta de la misericordia está abierta de par en par.