-
Soy casi violento con esas cosas: la manipulación electrónica de imágenes. Creo que es una abominación. Lo rechazo todo. Quiero decir, está bien para vender copos de maíz o automóviles o para sacar granos de la cara de Elizabeth Taylor, pero socava la esencia de la fotografía, que es la observación y no la manipulación de imágenes.