-
No tienes nada en este mundo más precioso que tus hijos. Cuando envejezcas, cuando tu cabello se vuelva blanco y tu cuerpo se canse, cuando estés propensa a sentarte en una mecedora y meditar sobre las cosas de tu vida, nada será tan importante como la cuestión de cómo han salido tus hijos... No cambies tu derecho de nacimiento como madre por una baratija de valor pasajero... El bebé que tienes en tus brazos crecerá tan rápido como el amanecer y el atardecer de los días apresurados.