Autores:
  • Un exceso de desarrollo puede socavar la herramienta más efímera pero distintiva que posee un escritor: la voz autoral. La voz de un escritor es tan individual y marcada como la huella de un pulgar, y es el verdadero imprimátur de un dramaturgo. Es tan innata como respirar y puede ser tan única como cualquier código genético. Por su propia naturaleza singular, rara vez nace en el acto de colaboración. La verdadera voz de autor es siempre anterior al primer ensayo de un texto. Y es -y siempre será- el rasgo más distintivo y valioso de un autor.

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