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Debemos sostener como máxima irrefutable que las dificultades que tenemos con el prójimo surgen más de nuestros estados de ánimo inmortificados que de cualquier otra cosa.
Debemos sostener como máxima irrefutable que las dificultades que tenemos con el prójimo surgen más de nuestros estados de ánimo inmortificados que de cualquier otra cosa.