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Sé bien, Monsieur, lo mucho que tiene que soportar en su deber actual, y pido a Nuestro Señor que le fortalezca en sus dificultades. Es en tales circunstancias que adquirimos la virtud; donde no hay sufrimiento, hay poco mérito. Mi deseo es que Dios nos conceda una gran indiferencia con respecto a los deberes. Oh Monsieur, ¡qué seguros estaríamos entonces de cumplir Su Santa Voluntad, que es nuestra única aspiración, y cuánta paz y contento disfrutaríamos, o eso me parece a mí!