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  • Al doblar la esquina, vio a dos docenas de hombres, desnudos hasta la cintura, cavando un hoyo de treinta metros cuadrados a un lado del camino. Por un momento se sintió desconcertado. No parecía tener fines agrícolas; ya no había que plantar ni arar. Entonces se dio cuenta de lo que era. Estaban cavando una fosa común. Pensó en gritar una orden para que dieran media vuelta o al menos apartaran la vista, pero ya estaban casi en ello y algunos de ellos ya habían visto su lugar de enterramiento. Las canciones murieron en sus labios y el aire fue reclamado por los pájaros.