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Se dio cuenta de que sentía una repentina y desesperada nostalgia por las humeantes calles de Ankh-Morpork, que siempre estaban en su mejor momento en primavera, cuando el brillo gomoso de las turbias aguas del río Ankh tenía una iridiscencia especial y los aleros estaban llenos de cantos de pájaros, o al menos de pájaros que tosían rítmicamente...