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  • ... una pandilla de ancianas está pegada a la ventana del fondo del pasillo como niños o presos. Son delgadas y frágiles, con el pelo tan fino como la niebla. La mayoría son una década más jóvenes que yo, y eso me asombra. Incluso cuando tu cuerpo te traiciona, tu mente lo niega. -Ahora son cinco, ancianos de cabeza blanca acurrucados y apuntando con dedos torcidos al cristal.