-
El genio del hombre de nuestro tiempo se ha dedicado a la propulsión a chorro, la división de átomos, la curación con penicilina, etc. No queda nada para las obras de imaginación, de perspicacia espiritual o de iluminación mística.
El genio del hombre de nuestro tiempo se ha dedicado a la propulsión a chorro, la división de átomos, la curación con penicilina, etc. No queda nada para las obras de imaginación, de perspicacia espiritual o de iluminación mística.