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De los días felices de la exploración y perforación petrolíferas, cuando se encontraban muchas fuentes fáciles y se gestionaban con facilidad, hemos pasado a esta especie de época apocalíptica. Estamos dispuestos a destruirlo casi todo, a arriesgarlo casi todo y a seguir adelante con técnicas para las que no tenemos forma de responder a los problemas conocidos.