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  • Cuando los humanos trabajan, a menudo no son conscientes de su propio cuerpo, de sus propios sentidos, se sorprenden al descubrir que les duelen las muñecas o la espalda o que su amigo ha abandonado el edificio. Es lo más parecido a una experiencia extracorpórea que se puede conseguir sin cincuenta voltios, un círculo de vallas, una garra de paloma cortada a una hembra albina de plumas blancas purísimas o un montón de setas.