Supongamos que los seres humanos están construidos de tal manera que desean tener la oportunidad de realizar libremente un trabajo productivo. Supongamos que quieren ser libres de la intromisión de tecnócratas y comisarios, banqueros y magnates, bombarderos locos que se dedican a pruebas psicológicas de voluntad con los campesinos que defienden sus hogares, científicos del comportamiento que no pueden distinguir una paloma de un poeta, o cualquier otra persona que trate de desear la libertad y la dignidad fuera de la existencia o golpearlos hasta el olvido.