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  • Si trabajas para un hombre, en nombre del cielo, trabaja para él, habla bien de él y apoya a la institución que representa. Recuerda, una onza de lealtad vale más que una libra de astucia. Si tienes que gruñir, condenar, y eternamente encontrar faltas - renuncia a tu puesto, y cuando estés fuera, maldice a tu gusto - pero mientras formes parte de la institución, no la condenes. Si lo haces, el primer viento fuerte que venga te arrastrará, y probablemente nunca sabrás por qué.