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  • La gente ha dicho a lo largo de los años que la razón por la que no renuncié a mi escaño fue que estaba cansado. No pensé en estar cansado físicamente. No me dolían los pies. Estaba cansada de otra manera. Estaba cansado de ver a tantos hombres tratados como niños y no llamados por sus nombres o títulos apropiados. Estaba cansada de ver cómo se maltrataba y se faltaba al respeto a niños y mujeres por el color de su piel. Estaba cansado de las leyes de Jim Crow, de la segregación racial impuesta legalmente.