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Era muy joven cuando preparé esas impresiones. Sospecho que la razón por la que no podía celebrar el mundo flotante era que no me atrevía a creer en su valor. Los jóvenes suelen sentirse culpables por el placer, y supongo que yo no era diferente. Supongo que pensaba que pasar el tiempo en esos lugares, gastar las propias habilidades celebrando cosas tan intangibles y pasajeras, supongo que me parecía todo bastante derrochador, todo bastante decadente. Es difícil apreciar la belleza de un mundo cuando uno duda de su propia validez...