Me había dado cuenta de la importancia de la nación y de la responsabilidad social, comunitaria y compartida, que debía considerarse tan importante como las preocupaciones individuales. Los ancianos, las viudas, los recién casados, los pobres, los desempleados, los soldados desbandados y los niños, que tendrían que asistir a la escuela, deben ser atendidos con fondos estatales. Y todo este apoyo no tiene carácter de caridad, sino de derecho.