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El deseo de hablar con Dios es absurdo. No podemos hablar con alguien que no podemos comprender, y no podemos comprender a Dios; sólo podemos creer en Él.
El deseo de hablar con Dios es absurdo. No podemos hablar con alguien que no podemos comprender, y no podemos comprender a Dios; sólo podemos creer en Él.