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No me gustaría nada poder llamar a Kafka, Hemingway o Salinger y que cualquier pregunta que les hiciera tuviera una respuesta. Esa es la magia cuando lees o escuchas algo maravilloso: no hay nadie que tenga todas las respuestas.
No me gustaría nada poder llamar a Kafka, Hemingway o Salinger y que cualquier pregunta que les hiciera tuviera una respuesta. Esa es la magia cuando lees o escuchas algo maravilloso: no hay nadie que tenga todas las respuestas.