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Si el alma es imparcial en la recepción de la información, le dedica la parte de investigación crítica que la información merece, y así queda clara su verdad o falsedad. Sin embargo, si el alma está infectada de partidismo por una determinada opinión o secta, acepta sin vacilar la información que le es agradable. Los prejuicios y el partidismo oscurecen la facultad crítica e impiden la investigación crítica. El resultado es que se aceptan y transmiten falsedades.