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  • Las fases liberal y conservadora de un hombre parecen sucederse en una sucesión de olas desde el momento en que nace. Los niños son radicales. Los jóvenes son conservadores, con una pizca de negligencia criminal. Los hombres en la flor de la vida son liberales (siempre que su digestión siga el ritmo de su intelecto). Los de mediana edad corren a refugiarse: aseguran su vida, redactan un testamento, acumulan recuerdos y mesas ocasionales, y esperan seguridad. Y luego llega la vejez, que repite la infancia: una época llena de humores y tristezas, pero a menudo llena de coraje e incluso de profecías.