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Leí con gran interés las palabras de una pegatina en el parachoques cromado de un coche que entraba y salía del tráfico. Las palabras eran las siguientes: "Toca el claxon si amas a Jesús". Nadie tocó el claxon. Tal vez se sintieron molestos por la desconsiderada y grosera actitud del conductor. Entonces, ¿acaso tocar el claxon sería una manera apropiada de mostrar amor por el Hijo de Dios, el Salvador del mundo, el Redentor de toda la humanidad? Jesús de Nazaret no nos dio ese ejemplo.