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Hambriento, eres un perro, iracundo y de mal carácter. Habiendo comido hasta hartarte, te conviertes en un cadáver; yaces como un muro, sin sentido. A un tiempo perro, a otro cadáver, ¿cómo correrás con los leones, o seguirás a los santos?
Hambriento, eres un perro, iracundo y de mal carácter. Habiendo comido hasta hartarte, te conviertes en un cadáver; yaces como un muro, sin sentido. A un tiempo perro, a otro cadáver, ¿cómo correrás con los leones, o seguirás a los santos?