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Porque tengo miedo a la soledad; un miedo terrible y estremecedor. No me refiero a la soledad física ordinaria, pues aquí estoy, deliberadamente alejada de Londres para llegar a ella, a su amplitud y curación. Me refiero a esa horrible soledad de espíritu que es la tragedia final de la vida. Cuando has llegado a eso, realmente has llegado, sin esperanza, sin escapatoria, te mueres. Simplemente no puedes soportarlo, y mueres.