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  • Los estudios demuestran que cuanto más a menudo comen juntas las familias, menos probabilidades hay de que los niños fumen, beban, se droguen, se depriman, desarrollen trastornos alimentarios y se planteen el suicidio, y más probabilidades hay de que vayan bien en la escuela, retrasen las relaciones sexuales, coman verdura, aprendan palabras importantes y sepan qué tenedor utilizar.