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El Adviento es un tiempo de espera, de expectación, de silencio. Esperar a que nazca nuestro Señor. Una mujer embarazada está tan feliz, tan contenta. Vive vestida de silencio, y es como si escuchara la agitación de la vida en su interior. Uno siempre oye esa agitación comparada con el susurro de un pájaro en la mano. Pero la atención con la que uno espera ese movimiento no se parece en nada a un manto de silencio.