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Fuera no se oye ni un pájaro, y un silencio sepulcral y opresivo se cierne sobre la casa y se aferra a mí como si fuera a arrastrarme a las regiones más profundas del inframundo..... Deambulo de habitación en habitación, subo y bajo las escaleras y me siento como un pájaro cantor al que le han arrancado las alas y que no deja de lanzarse contra los barrotes de su oscura jaula.