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  • En algún lugar dentro de todos nosotros hay un centro sin palabras, una parte de nosotros que espera ser inmortal de alguna manera, una parte que ha permanecido inmutable desde que éramos niños, la fuente de nuestra fuerza y compasión. De esta tenue confluencia de lo tangible y lo espiritual es de donde surge el Arte. No tiene límites conocidos, y una vez que entres en él te darás cuenta de las opciones verdaderamente ricas que tienes. Que cada cuadro que pintes desde ese lugar sagrado incluya una expresión de gratitud por el extraordinario privilegio de ser artista.