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  • Si, al contemplar la vida de príncipes, cortesanos, hombres de rango y a la moda, debemos forzosamente describirlos como ociosos, despilfarradores y criminales, debemos ser indulgentes con los defectos de los hombres ricos, y recordar que nosotros también éramos muy probablemente indolentes y voluptuosos, si no tuviéramos motivos para trabajar, el gusto natural de un mortal por el placer, y la tentación diaria de una gran renta. ¿Qué podía hacer un gran par, con un gran castillo y un gran parque, y una gran fortuna, sino ser espléndido y ocioso?

    William Makepeace Thackeray (1869). "Misceláneas: Los cuatro Georges. Los humoristas ingleses. Roundabout papers", p.38