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  • ¡Qué libertad y esperanza se encuentran en Cristo! No necesitamos sentirnos bien con nosotros mismos para encontrar la felicidad. De hecho, es mejor que ni siquiera pensemos en nosotros mismos. Más bien, Dios nos ha ofrecido en Jesucristo el perdón, la esperanza, la liberación del pecado y una alegría que nunca termina.