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Eran agradables días de primavera, en los que el invierno del descontento del hombre se descongelaba al igual que la tierra, y la vida que había permanecido tórpida comenzaba a estirarse.
Eran agradables días de primavera, en los que el invierno del descontento del hombre se descongelaba al igual que la tierra, y la vida que había permanecido tórpida comenzaba a estirarse.