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Soy muy optimista sobre las perspectivas a largo plazo de la democracia en China. La sociedad china se está transformando drástica y rápidamente. Y cada vez hay más pruebas de que la nueva generación no sólo ya no tiene fe en el comunismo, sino que piensa que es una broma. Son muy cínicos respecto a sus dirigentes y quieren un cambio democrático.