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Cuando venimos a Cristo, dejamos de ser la persona más importante del mundo para nosotros; Cristo lo es. En lugar de vivir sólo para nosotros mismos, tenemos un objetivo más elevado: vivir para Jesús.
Cuando venimos a Cristo, dejamos de ser la persona más importante del mundo para nosotros; Cristo lo es. En lugar de vivir sólo para nosotros mismos, tenemos un objetivo más elevado: vivir para Jesús.